-Capitulo
4 -
-¡está listo el
pedido de la mesa cinco! – grito el chef.
-¡enseguida! –
Junsu ponía los platos en la bandeja y salía con una sonrisa cansada –
caballeros… – dijo y comenzó a poner cada plato con su respectivo dueño – que
tengan una excelente noche – se despidió y salió de regreso a la cocina justo a
tiempo de la hora de salida – hasta
mañana hyung – se despidió del chef.
Se quito el
mandil negro y se lo colgó al hombro, saliendo del restaurante donde llevaba
trabajando unas cuantas semanas, que cansado se sentía. Trabaja como asno para
lo poco que ganaba pero necesitaba el trabajo, sino quién pagaría la renta o la
comida peor aun como pagaría la escuela de su hermano. Todo el día algo nuevo
lo sorprendía. Desde que dejo el prostíbulo y se dirigió a Busan no sin antes
ir a su antigua casa donde descubrió que su padre tuvo un amorío del cual nació
Junho, la madre de Junho no lo quiso al saber de la muerte de su padre y como ya no tenía quien pagara los gastos que Junho
generaba lo dejo a la vecina cuando apenas tenía cerca de seis años, cuando
Junsu llego a su viejo hogar la señora Lee, le relato la historia además le entrego los papeles de su hermano
porque ella ya era vieja para cuidar de un niño, sino hubiera sido por la
aparición de Junsu, Junho en este momento se encontraría en un orfanato.
Llevaban juntos casi dos años y pronto Junho cumpliría los ocho años.
Llego a su
pequeño departamento, reviso a su hermano que dormía plácidamente en su
habitación ajeno a los problemas que acechaban a su pequeña familia. Tomo una
ducha y se sumergió en la comodidad de su cama mañana iba a ser otro día agotador
y un par de horas de sueño le vendrían bien.
-Yoochun-ah me prométeme que siempre vamos a
estar juntos – suplicaba entre besos al pelinegro.
-lo prometo, baby – decía mientras tomaba en
su mano su más que hinchado pene, alineándolo contra la entrada de su amante –
cuando te saque de este lugar te llevare a conocer el mundo – prometió con un
gemido quedo ante la estrechez de Junsu – te amo Junsu.
-te amo, Yoochun… - contesto antes de
empalarse por completo.
-muéstrame que bien sabes montar, baby – dijo
Yoochun levantando un poco las caderas - ¡si! – siseó – solo te falta el
sombrero porque ya eres un excelente cowboy Junsu.
Junsu rebotaba mientras el pene de Yoochu
perfectamente alineado entraba y salía de su
agujero, tan malditamente estrecho que apretaba su pene casi haciéndolo
correrse. Le dio una nalgada al firme glúteo de su pareja dejando una rojiza
marca, Junsu gimió al sentir el azote, la combinación de dolor y el placer de
tener el pene de Yoochun hasta lo más profundo de su pasaje. Otra nalgada fue asestada
contra su glúteo contrario y no soporto más. La blanca semilla de Junsu salió
disparada al pecho del pelinegro. La vista era demasiado erótica que con solo
ver como Junsu se corría Yoochun llego al clímax en una par de embestidas y
lleno el pasaje de Junsu de semen hasta sentir sus bolas completamente secas
por la intensa corrida.
Atrajo a Junsu y estrello sus bocas en un
salvaje beso, chupando la lengua de Junsu
y dejando a ambos casi al borde de la asfixia.
-me has agotado, baby – dijo Yoochun, salió
de la cama y fue directamente al baño a limpiarse regresando con una toalla
húmeda para limpiar a su amante, el cual encontró más dormido que despierto –
duerme, Junsu – incito y le dio un casto beso en los labios.
-te amo, Yoochun…
La realidad le
trajo de vuelta, pero aquellos besos y caricias que el pelinegro le proporcionó
en esas veces donde se entregaban al placer se sentían tan reales para ser solo
un sueño.
-porque…-
susurro – hace tanto tiempo que no entrabas en mi sueño Yoochun – dijo con
tristeza y cerró los ojos para concentrarse en dormir pero cada que lo
intentaba el rostro de Yoochun ese quien le rompió el corazón en el pasado
aparecía.
Cerca de las
cinco de la mañana despertó a atender sus necesidades, soltó un largo suspiro
cuando su vejiga se vació y lavo sus manos, fue a la cocina y comenzó a
preparar algo de café. Hoy iba a ser un día largo, el restaurante había sido
alquilado para una fiesta privada, también
su hermano se iba de excursión por dos días, para ese pequeño viaje
Junsu había tenido que trabajar horas extras para poder pagarlo y que su
hermano llevara algo de dinero para gastar, además de comprarle ropa nueva ya que su hermano estaba creciendo rápido y
sus pantalones empezaban a quedarle cortos.
Con la maleta de
su hermano preparada, el desayuno puesto en la mesa y ya con su dosis de café
en su sistema, su mente se ponía en orden. Su hermano salía de su habitación
con una enorme sonrisa.
-¿emocionado? –
pregunto Junsu contento por su hermano menor el cual asintió y le daba un trago
a su vaso con leche.
-hyung ¿Seúl es
muy grande? – pregunto.
-lo es, además
va a ser un viaje largo. Haz caso al profesor y no te separes del grupo –
advertía – ah y no hables con extraños ¿entendido?
-si…
Entre consejos,
advertencias y uno que otro relato gracioso que compartían Junsu cuando tenía
la misma edad que Junho salieron rumbo a la escuela del menor. Junsu se
despidió de su hermano recordándole que se cuidara y le entrego una pequeña
cantidad de dinero la cual antes dárselo le advirtió que lo cuidara muy bien, Junho
rodo los ojos y se despidió feliz. Los autobuses emprendieron su marcha y
Junsu se encamino al restaurante –
porque debía ir tan temprano si solo soy un mesero…. – su cabeza entro en
conflicto entre su deber con el trabajo y su cuerpo rogándole por descanso.
Llegando al
trabajo, Junsu saludo a sus compañeros que tenían la misma cara de fastidio por
tener que comenzar una jornada de trabajo horas antes de lo normal, pero que se
podía hacer el lugar acogería la bienvenida a un gran empresario. Y la madre de
este adoraba la comida que el restaurante servía así que no vacilo un segundo
en donde recibir a su hijo. Lo bueno del
asunto es que el jefe comento que
podían quedarse con las propinas que se les dieran, que por la ocasión no se
repartirían en partes iguales como era la costumbre, eso trajo sonrisas a los empleados ya que siempre
consideraban injusto que todos recibieran lo mismo si había gente que no
trabajaba con el mismo empeño.
Cuando las
órdenes del jefe fueron dadas todos comenzaron a preparar el lugar, cerca de
las cuatro de la tarde el restaurante lucia esplendido, la comida olía
exquisita, sin dudas los chefs eran muy buenos en su trabajo. Poco a poco los
invitados fueron llenando el lugar. Junsu llevaba una botella del más exclusivo
vino del lugar, llenando las copas de los invitados. Junsu sonreía feliz pues
ya había recibido cerca de trescientos dólares en propinas y solo por ayudar a
una mujer a la cual no encontraba su anillo, pues se lo había quitado porque le
apretaba por desgracia lo saco fuerte de su dedo que la joya salió volando.
Junsu estuvo por quince minutos buscando el aro de oro hasta que por fin dio
con él. La mujer agradecida le pago por su esfuerzo Junsu no quería aceptar
alegando que era demasiado dinero pero la mujer se rehusó a recibirlo por lo
que Junsu no tuvo más que quedárselo. Ahora que lo pensaba bien, ese dinero le
podría servir para comprarse algo de ropa o cuando Junho regresara levarlo a
ver la película que tanto su hermano deseaba ver.
-¡SORPRESA! –
gritaron todos los invitados levantado
sus copas, pronto rodearon a un hombre de tez morena. Al parecer el hombre era querido porque todos
peleaban por abrazar al recién llegado.
Junsu continuó
con su trabajo, ajeno a las miradas que recibía. Ya en casa feliz de haber
recibido maravillosas propinas se dio el lujo de pedir comida ya que no tan
seguido podría darse el lujo de comer lo que le gustaba cada centavo estaba ya
dirigido a una deuda o para cosas que a su hermano le llegaran a pedir en la
escuela.
El teléfono
móvil de Junsu vibro en su bolsillo, por regla debían tenerlo apagado pero como
su hermano se encontraba de viaje decidió ponerlo en vibración por alguna
emergencia. Con miedo de que algo le hubiera sucedido a su hermano menor salió
a contestar a la calle. Se alivio cuando el número no era del profesor
encargado del viaje.
-hola.
-¿Junsu…?
-¿quién habla? –
pregunto dudoso de saber la respuesta.
-¿no me
recuerdas? Soy Changmin
-¿Changmin?
¿Cómo conseguiste mi número? – pregunto incrédulo de saber de nueva cuenta del
hombre.
-tsk… Junsu
tengo dinero y personas que me deben
favores así que use uno de eso favorcitos que alguien me debía para buscarte –
respondió con arrogancia - necesito que
me ayudes a darle una lección a una persona.
-¡cállate! –colgó
el teléfono y lo apago para terminar con su trabajo, como era posible que
Changmin lo haya encontrado.
Paso la mitad
del trabajo con dolor de cabeza, preguntándose el motivo de Changmin para pedir
su ayuda –y sí de quien quiere vengarse
es de Yoochun ¡no! No me voy a prestar a sus juegos, una vez lo intento y no lo
consiguió por mucho dinero que tenga no me voy a dejar convencer- se exprimía el cerebro solo por la curiosidad de
saber a quien quería fregar el hombre- ¿Qué pasaría si acepto su oferta? el tiene
dinero y podrá pagarme bien.
Dejo el asunto
olvidado para continuar con su labor, ya que las copas y canapés no se iban a
servir solos. Pasadas las dos de la madrugada
ponía al fin los pies dentro de su hogar, estaba tan cansado que al
recostarse en el sofá entro en un profundo sueño.
-Junsu, cuando
te saque de aquí, ¿te gustaría tener una familia a mi lado?
-¡por supuesto!
– grito con algarabía – yo quiero una vida a tu lado Yoochun, quiero darte un
hijo o hija. Quiero tener una pequeña familia feliz – comento con un brillo de
esperanza en sus ojos.
- y la tendrás
baby….tendremos un pequeño Junsu o quizás dos – sonrió con picardía logrando
teñir de rojo las mejillas de su amante – nuestra pequeña familia feliz….
Despertó de
sobresalto, con la respiración acelerada y el corazón latiendo a mil por hora, ¿Por
qué de nuevo? El es parte de la historia, al parecer la llamada de Changmin le
afecto y su subconsciente le traiciona
con querer verlo una vez más. Ver al hombre que le dio tantas esperanzas pero también la amargura de saber que tu
amante nunca cumplió las promesas que hizo, cual si fueran un discurso bien elaborado para tener a Junsu
en las palmas de las manos para una vez que no le fuera útil dejarlo botado, pues
al fin y al cabo era un hombre que vendía su cuerpo por unos cuantos wons.
Y tomando la decisión
de verlo por una última vez y dar vuelta a la hoja. Tomo su teléfono y marco a
aquella persona que lo pondría de pie y frente a frente de nueva cuenta con el hombre a
quien le entregó su corazón.
-Changmin…- se mordió
el labio inferior dudando por un instante – acepto.
Nooooo porque aceptooo... tendría que haber ignorado la petición de Changmin. Ahora porque Changmin lo sigue buscando, yo que Junsu los hubiera sacado de mi vida hace rato, ningún de los dos se merecen que pierda un minuto de su tiempo, solo espero y sé que mi deseo no va a ser cumplido que no sea para dar una lección supuestamente a Yoochun.
ResponderEliminarLo van a terminar de lastimar a Junsu, solo espero que no sufra tanto.
Espero con ansias la próxima actualización, ya pensé que este fic se quedaba olvidado, espero que hayas empezado este año con mucha fuerza y alegría (aunque yo sorprendida por saber que Junsu tiene novio)… bueno nos seguimos leyendo, que cortito me pareció este capitulooo… peo bueno hasta la próxima ahora sí. bya